Sunday, July 26, 2009

Una semanita de vacaciones

El domingo pasado por la mañana empecé con Anita una semanita de vacaciones por el norte de España. 13 paradas, 7 provincias y un porrón de kilómetros...
Día 1: Madrid->Burgos-> La Cavada, Cantabria
Día 2: La Cavada -> Santander -> La Cavada
Día 3: La Cavada -> Ribadesella, Asturias -> Cangas de Onís, Asturias
Día 4: Cangas de Onís -> Santuario de Convadonga -> Lagos de los picos de Europa -> Cangas de Onís
Día 5: Cangas de Onís -> Gijón -> Oviedo
Día 6: Oviedo -> León -> Valladolid -> Cebreros, Ávila
Día 7: Cebreros, Ávila -> Brunete -> Madrid

Día 1
Salimos de Madrid a una hora prudencial, las 10:30 y ponemos dirección a Burgos. Hacemos una parada en una gasolinera y llegamos a Burgos para la hora de comer. Comemos allí y veos el centro histórico, la avenida del Cid, entramos en la catedral y en las ruinas del castillo. El castillo tiene grutas de la guerra de la independencia. Me esto leyendo los Episodios Nacionales de Galdós, y no me imaginaba que esas grutas fuesen tan claustrofóbicas. Después de patearnos el centro histórico, a media tarde, salimos para Cantabria.
A las once de la noche llegamos a La Cavada. El GPS nos lía y nos hace pasarnos dos kilómetros, pero al final encontramos la pensión. La pensión se llama La Dehesa, y si la menciono es porque es bastante barata y muy acogedora, habitaciones espaciosas y con baño propio. Además, el pueblo es perfecto si buscas el verde y la tranquilidad, a pesar de estar a sólo 20 minutos de Santander.
Nos comimos un bocadillo en el único bar abierto y nos fuimos a dormir.

Día 2
Salimos de La Cavada rumbo a Santander, aparcamos en medio de Santander y echamos a andar... La verdad es que no tengo mucho que contar de Santander, anduvimos muchísimo, pero la verdad es que nada digno de contar. Sólo que en cierta parte de la ciudad vimos unas casas enormes, pero como cualquier sitio que tiene una zona «bien». Comimos por el centro y por la tarde fuimos la playa. Como la playa del Sardinero estaba hasta arriba, nos quedamos en la del camello. Tarde de playa y antes de que cayese el sol volvimos a La Cavada.
Aprovechamos para dar una vuelta por el pueblo y descubrimos que dos casas más adentro de la carretera del pueblo empezaba a haber casas enormes, algunas casi mansiones. Al día siguiente nos contaron que en la época de esplendor del pueblo había habido gente de mucho dinero allí.
Cuando ya no había luz para ir por los caminos de campo que rodeaban las casas nos volvimos a la pensión.

Día 3
Antes de irnos, nos volvimos a dar una vuelta a grabar en vídeo y hacer fotos a las casas. Luego iniciamos el viaje de Ribadesella. Dejamos el coche en medio del pueblo, anduvimos por el centro, comimos por allí y nos tocó cruzar el puente sobre el Sella para llegar a la playa. Luego tarde de playa. A eso de las siete de la tarde salimos para Cangas de Onís. Llegamos allí, buscamos la pensión y echamos a andar. A Anita le hizo ilusión mojarse los pies debajo del puente romano de Asturias que se ve en todas partes. Yo de pequeño estuve allí, en el colegio del pueblo de campamento, así que fuimos a visitarlo. Aparte del hecho de haber puesto una carretera con túnel al lado del colegio, y de que el boom inmobiliario ha hecho estragos allí, las cosas seguían más o menos igual. Después estuvimos por la rivera del sella, viendo el río y vegetación. A la vuelta nos encontramos una luciérnaga por el camino y Ana creía que la estaba vacilando. Después cenamos y nos fuimos a dormir.

Día 4
Amaneció más o menos soleado, para ser el norte, y nos fuimos al Santuario de Covadonda. Vimos la basílica, la gruta y la capilla en la roca. Comimos y nos fuimos a los lagos de los picos de Europa. La subida son sólo 10 km, pero con tanta cuesta y curvas que se hacen muy largos. Además, a partir de un tercio de la subida empezó a haber una niebla que no se veía 10 metros. Encima, hay vacas sueltas que se cruzan en la carretera. Cuando llegamos arriba apenas se veía nada. Pero como somos así, echamos a andar. Fuimos al centro de visitantes, vimos un pequeño museo, luego fuimos a otra caseta donde hay una maqueta de parque y continuamos hacia la vieja mina. Cuando estábamos en un pequeño túnel empezó a llover muchísimo y tuvimos que esperar ahí, sentados en las vías de las vagonetas los dos solos. Cuando escampó se empezó a disipar la niebla y al llegar al mirador entrelagos ya se veían los dos perfectamente. Terminamos el recorrido, descansamos un poco y bajamos de nuevo Cangas de Onís. Toda la bajada en segunda, con el motor como freno, y frenando.
Cansados y calados como íbamos, pasamos lo que quedaba de día descansando, y menos mal, porque llovió muchísimo.

Día 5
Dimos una vuelta por Cangas he hicimos más vídeos y fotos. Luego salimos para Gijón. Aparcamos por en medio y echamos a andar. Fuimos primero hacia el puerto y comimos por allí. Luego estuvimos en el casco antiguo y llegamos a un parque enorme que hay de cara al mar, en un monte. Ahí descansamos un poco. Luego bajamos hacia la playa y nos estuvimos bañando por la tarde. Ana se despidió del mar con un par de revolcones por la arena que le dejaron la espalda fina. Merendamos un kebab y volvimos al coche, que después de toda la vuelta quedaba al lado. Salimos para Oviedo. Llegamos allí lo primero que nos encontramos es que todo es zona azul, por más que nos alejásemos de la pensión. Al final aparcamos cerca. La pensión no nos dio mucha confianza, pero ya no íbamos a buscar otra cosa. Pensándolo luego, la desconfianza iba más por el hombre que nos atendió que por la habitación en sí. Decidimos que dado como estaba aparcar y como era la pensión saldríamos un día antes de lo planeado. Durante esa noche nos recorrimos la cuarta parte de Oviedo, incluyen el campo de San Francisco y el centro histórico. Nos acostamos a las doce y cuarto, pero nos parecían las tres de la mañana.

Día 6
Antes de las nueve salimos para León. Aparcamos fuera de las murallas y echamos a andar. Estuvimos por el centro histórico y viendo un par de palacios. Anduvimos por el centro y comimos allí, en un chino. Entonces decidimos ir al pueblo donde veranean mis abuelos a dormir: Cebreros, en Ávila. Viendo la ruta teníamos que seguir, y como Ana ha vivido en Valladolid, nos desviamos y me estuvo enseñando donde vivía ella, el parque del Campo Grande y el centro histórico. Luego tardamos bastante en volver al coche por la ribera del Pisuerga.
Tuvimos que parar en un macdonalds a que me comiese dos hamburguesas y una cocacola para recuperar fuerzas. Después volvimos al coche y echamos a andar hacia Ávila.
Se puso el sol cuando estábamos llegando a Ávila. Por carretera en medio del campo, sin más luz que las del coche y Anita leyéndome el mapa del GPS, llegamos a Ávila y cogimos el desvío a Cebreros. El GPS nos la lió otra vez y no nos llevó por el camino que hubiese sido preferible. Llegamos al pueblo de noche, por una carretera de doble sentido y un solo carril, pero llegamos. Cenamos algo y nos fuimos a dormir.

Día 7
Nos levantamos sin prisa, dimos una vuelta por el pueblo y comimos fuera con mis abuelos. Luego nos echamos la siesta. A media tarde decidimos que ya era hora de volver a Madrid.
Por el camino, como pasa por Brunete, le dije a Ana que si quería ver donde vivía yo de pequeño y nos desviamos a la urbanización La Raya del Palancar, a que lo viese. Allí vimos a mi amiga de cuando tenía menos de 9 años, que casualmente andaba por la calle.
Recogimos y finalmente pusimos rumbo a Mad... digoooo Leganés. Dejé a Anita en su casa y por fin me vine a Madrid.

En fin, después de una semana sin tocar un ordenador, mañana vuelvo a trabajar, con sueño acumulado, pero creo que no puedo decir que he perdido el ritmo.